De Cecilia Cruz
Salí de casa con los ojos llenos de lágrimas, mi hija ya no quiere quedarse con su nana, me suplica que la lleve conmigo a mi guardia en la oficina, argumenta estar lo suficientemente grande para quedarse sola o cuidarse ella misma mientras trabajo. ¡Qué horror laborar con dolor en el alma, me siento dividida!
Las noticias criminales transcurren y a las cuatro de la mañana aproximadamente nos dan aviso de un homicidio. Al llegar nos encontramos con un menor de edad, de aproximadamente 16 años, acribillado de forma brutal. Tenía un cartel fijado al cuerpo con un cuchillo, haciendo referencia al narcotráfico y la actividad del menor dentro del mismo.
Al lugar arribó el padre y la escena fue desgarradora. Terminamos de recoger indicios y nos retiramos a elaborar informe. Mi mente divaga, me hago muchas preguntas, ¿qué hacía un adolescente de 16 años en la calle después de las cuatro de la mañana, sus padres estaban tan ciegos como para no darse cuenta de sus actividades?, ¿qué lo orilló a formar parte de ese mundo?
Imagino que le atrajo el dinero fácil, ya que su papátrabaja como personal de intendencia en una empresa, además que el muchacho vestía una playera de conocida serie televisiva en donde el tema es el narcotráfico. Ahí proyectan al personaje principal como un hombre de personalidad avasallante, superdotado, omnipotente, lleno de lujos, alcohol, drogas, rodeado de mujeres hermosas y muchas armas.
Para un chico con tantas carencias y una visible falta de disciplina y comunicación, se vuelve un mundo demasiado tentador. Por ello es que no permito que mi hija se quede sola y aun a sus trece años prefiero que mis padres la cuiden. Mi trabajo me da la oportunidad de ver un mundo al que mucha gente no tiene acceso, por eso cuido y escucho a mi niña porque evitaré a toda costa, y mientras tenga vida, que su camino se desvíe.
Jóvenes, estudien, hagan de su carrera su pasión. No hay camino fácil, todo conlleva sacrificio que al final se verá recompensado con conocimiento, dejen de pensar que acabarán detrás de un volante como pobres taxistas. Si se especializan y preparan constantemente, marcaran la diferencia.
En México, país sinónimo de impunidad, inseguridad, desempleo y hartazgo, es vital crear conciencia en nuestros hijos, tener una sana y abierta comunicación con ellos, estar en constante vigilancia de sus amistades y fortalecer los lazos de amor. La educación comienza en casa y los valores se fomentan dentro de la misma.
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