De Cecilia Cruz
El narcocorrido es un subgénero musical de carácter popular, variación del corrido mexicano, hoy día se le considera como el producto en boga, de la narco industria o la narco cultura.
En los narcocorridos se habla de pobreza, riqueza, honor, valentía, lealtad, excesos, mujeres, drogas, alcohol, ejecuciones y muerte; las melodías por lo general, relatan la historia de un muchacho de escasos recursos, sin oportunidades estudiantiles o laborales, que encuentra una vida de lujos, excesos y excentricidades en el mundo del narcotráfico, aunque sabe que tiene el tiempo contado, mantiene una esperanza de ser leyenda y gozar al máximo su corta vida.
Se expresan diversas opiniones de los “Narcocorridos” más en contra que a favor, argumentan que inducen a delinquir, la promoción de la degradación de la mujer y sus valores, que son promotores de violencia, al consumo de drogas y alcohol. En nuestra sociedad ya es cada vez más común que la muerte y ejecuciones sean algo normal, como criminalista, me ha tocado levantar a un número importante de jóvenes y adultos presuntamente asesinados por narcotráfico, de entre 13 y 25 años, con más de 30 puñaladas, acribillados a balazos, tableados, torturados, ahorcados y un sinfín de mecanismos inenarrables de muerte y no solo jóvenes, también adultos y hasta con carreras y profesiones significativas.
La pregunta es, si los “Narcocorridos” se encuentran al alcance de todos los hombres y mujeres de este país, tengan el estatus económico y la edad que tengan, ¿Por qué no todos se vuelven parte del narcotráfico?, ¿Cuál es el agente determinante que influye su participación dentro del mismo?, Hay quien afirma que la carencia económica y la ignorancia son un factor clave para que un niño que crece con hambre y privaciones se convierta en un futuro delincuente, en ese caso, todos los pobres de México seriamos narcotraficantes, sicarios, ladrones etc.
No me atrevo a aseverar que la música es lo que define el rumbo de cualquier persona, si bien suele ser un medio de identificación cultural o social, el ser humano cuenta con algo maravilloso llamado “raciocinio” con el cual puede discernir entre el bien y el mal, lo que sí me parece un factor importante, es la atención que recibe cada individuo de su familia, por ejemplo: En una guardia me toco hacer el levantamiento de un menor de 16 años aproximadamente, muerto a tiros, con una cartulina incrustada al cuerpo que dejaba una advertencia, sobre su actividad dentro del narcotráfico para otros, ¿Qué hacia un niño de 16 años fuera de su casa a las cuatro de la mañana?, ¿Los papas no se daban cuenta de lo que hacía?, Considero que el punto no es culpar a la música o el entorno social, es evaluar, observar y reconsiderar la educación que estamos brindando a nuestros hijos, hay un dicho que dice “La ocasión hace al ladrón”, no propiciemos ocasiones y formemos adolescentes responsables y conscientes, no es darles todo lo que quieren, no es comprar el tiempo o el afecto, no es compensar ausencias, es otorgarles tiempo de calidad y sobre todo amor, atención y mucha comunicación, una familia unida y bien cimentada, puede atravesar cualquier tipo de problema, porque se mantiene alerta a las necesidades de todos sus integrantes.
Al final los “Narcocorridos” son historias, vivencias o relatos en donde no se puede estipular una veracidad, si son influencia en alguien es su prerrogativa, cada quien es libre de escuchar el tipo de música que desee, si bien es cierto no se puede verificar cada historia cantada al cien por ciento, hay algo de verdad dentro del ellos y lo mejor es permanecer al margen de actividades ilícitas.
¡Nada es más hermoso que la vida, en libertad!
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