Javier Oliva, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), consideró que algunos problemas que se registran en esas zonas —como el robo a transeúntes o en el transporte público— reflejan la relación que existe entre pobreza urbana y violencia social. «Son zonas donde de manera reincidente no hay una presencia institucional del Estado mexicano de manera notable. Sí existen los servicios urbanos pero son precarios. Sí existen los servicios educativos pero son de mala calidad. Sí existen servicios de seguridad pública pero son deficientes. (…) Y esto, entre el hacinamiento, la falta de oportunidades y las condiciones precarias de vida, genera cierto tipo de violencia», dijo.
José María Ramos, investigador del Colegio de la Frontera Norte (Colef), coincidió en que las carencias económicas y de oportunidades pueden hacer que las personas ejerzan la delincuencia. Para ambos académicos, sin embargo, la violencia que puede derivar de la pobreza urbana no necesariamente se relaciona con los grupos del crimen organizado, sino que puede manifestarse en la formación de pandillas, agresiones entre vecinos o violencia intrafamiliar y de género. Por ello, consideraron que las autoridades deben ser cuidadosas con las políticas que desplieguen para prevenir y combatir la violencia. «El tema es qué actitud se toma frente a la pobreza. Es decir, una vez aceptada esta posibilidad, no suponer que detrás de cada familia pobre existe la posibilidad de incubar un delincuente», dijo Oliva.
Por su parte, Ramos señaló que hay localidades —en especial las ubicadas en la frontera con Estados Unidos— donde la violencia no deriva de la pobreza urbana, sino de otros factores como las actividades del crimen organizado y sus disputas por el control de territorios. De los 10 estados con mayores índices de homicidios dolosos en 2012, los niveles de pobreza aumentaron en cinco: Guerrero, Morelos, Nuevo León, Coahuila y Nayarit. Según el reciente reporte del Coneval, aunque el porcentaje nacional de personas en pobreza bajó del 46.1% al 45.5%, el número de personas en esa condición creció a 53 millones 300,000 personas.
Fuente: mexico.cnn.com
Autor: Mauricio Torres
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