De Cecilia Cruz
Cierro los ojos y es como volver a aquel día, puedo percibir como poco a poco mi cuerpo comienza a temblar, y casi puedo sentir nuevamente temor por entrar a mi primer día de clases; meses atrás, alguien muy cercano a mí, en una reunión de esas en donde “kumbala” era repetida incesantemente y los vasos vacíos pasaban como si en beber nos fuera la vida, me dijo que yo tenía todo el carácter y curiosidad necesaria para ser criminalista, me conocía muy bien y me nombro una serie de cualidades imprescindibles que supuestamente el, yo reunía a la perfección, fue así como decidí tomar el sinuoso camino de la criminalística, de saber lo que me esperaba, lo habría pensado más de una vez.
Tuve la portentosa oportunidad de ingresar porque alguien me dijo que podía hacerlo, no por boga, en mi salón éramos doce personas y solo habíamos dos mujeres, las prácticas eran exhaustivas, los maestros sumamente exigentes, nos pedían buscar animales muertos de todo tipo y explorarlos, olerlos y aprender a diferenciar aromas entre otras cosas, después vinieron las praxis en SEMEFO, inicialmente nos permitían usar el clásico ungüento con olor a mentol para mitigar el aroma, con el avance de las mismas, el profesor nos exigía no usarlo más, ya que debíamos grabarnos ese miasma para después tener la habilidad de diferenciar el olor de un cadáver humano al de un animal, y así entre todo el aprendizaje adquirido fue como se formó una criminalista, con muchas fallas, tropiezos y hasta lágrimas. Sería soberbio que los maestros de hoy continuaran exigiendo a sus alumnos la misma entrega en el aprendizaje.
A la fecha existen un número alarmante de planteles que han sido abiertos para cubrir la fiebre colectiva de jóvenes postulantes, generada a raíz de la transmisión de series televisivas como son CSI o Mentes Criminales; planteles que en su mayoría no cuentan con instalaciones adecuadas, laboratorios de práctica, insumos, utensilioso inclusive muchos de ellos solo brindan teoría, la condición del laboratorio puede compensarse con praxis externas que en mi muy humilde opinión son más efectivas que las realizadas en un laboratorio, ya que para el alumno el aprendizaje es totalmente vivencial y exponencial, amén de lo anterior, no realizan exámenes de admisión y psicométricospara evaluar las cualidades y conocimientos de los postulantes, por así convenir a sus intereses, dejando al estudiante en franca desventaja, existen personajes en la actualidad que ostentan tener “más de 25 años de trayectoria” y la escuela que representan, si así se le puede llamar, no cuenta siquiera con lo más básico.
Los jóvenes han confundido la criminalística con la criminología o piensan que el ser criminalista solo es ver cadáveres y sangre, ¡gran error!, es deplorable ver cómo algunos alumnos aun preguntan si existe el crimen perfecto y la manera de perpetrarlo, vomitándose en praxis, señalando cadáveres, dejándolos caer y burlándose, ¡NO!, la criminalística de campo va mucho más allá, demanda una enorme ética profesional, amor y un inmoderado respeto por la vida y la muerte.
Estudiantes, si su elección es la criminalística, deben saberque la criminalística no es una opción de vida, es unaforma de vida, que si no se mantienen en constante capacitación cada día dejaran de ser menos peritos, que los caballeros no vanvestidos con traje sastre negro, en caso de las damas minifalda y tacones súper altos, que las gafas de sol, no te dan personalidad, la personalidad te la brinda lainstrucción y el amor con el que ejerzas, que tomarte fotos con un cadáver y exhibirlas no te hace un ser supremo y mucho menos omnipotente, solo evidencia tu poco respeto a la muerte y tu total ignorancia a los derechos del ser humano que tienes en la mesa de exploración.
Consejo, no se conformen jamás, exijan a sus formadores praxis profesionales, estudien por cuenta propia, sean curiosos, razonen, cuestionen, investiguen, sean conscientes de que en sus manos y demás sentidos, se encuentra un cadáver que implora justicia, indicios que claman ser interpretados y una familia que no tiene más opción que confiar en que harán su trabajo de manera profesional para otorgar elementos de prueba al juzgador o autoridad competente y así, la muerte de su ser querido no quede impune.
¡No seas uno más, sé el mejor!
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